viernes, 7 de septiembre de 2012

CARTA A MI HERMANO CARLOS GUSTAVO



“Que tenemos que hablar de tantas cosas, compañero del alma, compañero”
Miguel Hernández

Carli, te estoy escribiendo porque tengo ganas de contarte algunas cosas y hacer de cuenta que estás acá conmigo porque te extraño y tanto. Nadie nunca fue conmigo como vos /sólo a Mariana la quiero como a vos o a papá pero él no está/ sabés, murió el mismo día y casi a la misma hora que a mí me detuvieron los de la ESMA, estaba en el campo con mamá. Y no se enteró de mi detención. Gracias a Dios tuvo una muerte instantánea, le falló el corazón, él merecía no sufrir, te acordás que era un ángel.

 Siento que estoy huérfana desde los veinte años y no fue justo que te hayan matado a vos que eras el bueno de But Rogers y yo Mat Rosen el malo pero no tanto y nos queríamos mucho y mi mundo se derrumbó y anduve por ahí sin saber qué hacer y todavía no lo sé. Vos decías que tenía que estudiar teatro o hacer danzas, nunca estudié teatro pero parece que lo de actuar me salió bastante bien cuando fue necesario. Que hice danzas vos ya lo sabés, te gustaba que hiciera lo que me gustaba / un año después de que te mataron me casé con Marcelo y luego vino Mariana y yo no estaba segura de querer tener un bebé pero pensé en vos y entonces me decidí por la vida como vos hubieras querido porque todo lo que hacías era tan vital, amabas tanto la vida que no te importaba cuánto debía durar sino el sentido que tuviera /vos decías que no tenía ningún mérito cumplir años y tuviste una vida completa a los veintidós y nada fue igual desde entonces / tu luz era tan brillante que cuando se apagó todo quedó a oscuras.

Carli hoy me preguntaron por vos y yo no sabía qué decir, había tantos secretos a medias, tanta necesidad de tenerte con nosotros, me sentía una impostora tratando de hablar por vos, a veces como hoy me parece que hace siglos de todo eso, como si hubieras estado en nuestras vidas un tiempo fugaz, un breve rayo de fuego y quiero retenerlo y ya no puedo.

Lo que no supiste es que me metí en Montoneros porque te admiraba y porque estaba convencida de que era lo correcto. Después pasaron muchas cosas, como los secuestros y las desapariciones. Sabés, todavía hoy hay mucha gente que no puede aceptar lo de Aramburu, igual que entonces, pero sí los peronistas/ claro, es diferente.

A Norma la conocí en la ESMA, la tuvieron ahí casi un año y eso que los diarios decían que estaba muerta. Ella me dijo que se había tomado dos pastillas de 
cianuro pero las dos veces se dieron cuenta enseguida y le pusieron el antídoto. Hablamos bastante, ella decía que al principio era diferente, que eran más peronistas, que cuando se incorporaron las FAR la orga cambió mucho. Yo percibí un cambio a partir de los documentos en los que la conducción decía que había que usar el método de la dialéctica para entender la realidad y es cierto que el discurso parecía marxista pero no le di importancia porque eran documentos internos y no creía que además eso implicaba otras cosas porque yo me acuerdo que vos decías que la guerra de guerrillas era un momento, no podía durar si el pueblo no se incorporaba. No sé si Norma quiso decir eso, pero estaba un poco desilusionada viendo lo que nos estaba pasando. Ella estaba siempre alegre, era un sol, los guardias la querían, todo el mundo la quería, no sé si también Chamorro, que la iba a visitar todos los días para convencerla o para mostrarla como trofeo a las otras fuerzas.

Cuando se despertaba tomaba mate y cantaba y antes de un año la mataron / yo la vi morir/ fue la única persona que vi morir en mi vida/ Acosta me dijo que la acompañara al hospital, que estaba muy grave y cuando entré a la trafic ella ya estaba agonizando/ me pidió que le tomara la mano fue terrible / cuando llegamos al hospital (naval) trataron de reanimarla pero no reaccionó y a mí me llevaron de vuelta a la ESMA / después Acosta me dijo que no podía seguir viviendo porque no había aceptado las condiciones/ ella no creía en eso le parecía que era imposible que la dejaran vivir cuando ya habían dado la noticia en los diarios que la habían matado/ también fue terrible verte muerto, pero cuando estabas en el cajón parecías tan sereno. 


Fue mucha gente a verte, estaba la prensa que nos sacó fotos y eso nos fastidió, también había policías que se llevaron las tarjetas que habían dejado los que no habían podido ir. Después fuimos a Chacarita vos y Fernando fueron juntos y pusimos una bandera argentina en los cajones pero tuvimos que sacarlas y después los enterramos juntos a vos y Fernando y yo fui algunas veces con mamá y papá pero yo sabía que vos no estabas ahí y quizás lo que te cuento ya lo sepas pero por las dudas te lo digo/ mamá estuvo mal /bueno nunca se repuso pero te entiende/ al principio estaba muy enojada pero después empezó a ver que tenía un sentido, fue más difícil para Celma, su hermana, cuando Guillermito se suicidó. Siempre que pudo te defendió y a mí también cuando me fueron a buscar/ además se hizo peronista - bueno no totalmente-, reconoce que Perón hizo cosas importantes para los pobres y no es tan gorila y eso por vos.

No fuimos muchas veces al campo porque era feo saber que vos no ibas a estar/ además la gente pasaba y preguntaba, algunos querían dejarle flores a Aramburu porque sabían que había muerto ahí. Papá decía que yo me tenía que presentar en la ESMA porque le habían dicho que me iban a tratar bien, pero sólo él podía creer 
eso. Quiero decirte que me pareció muy bien lo que hiciste, pero bueno después las cosas se complicaron y las complicamos. Creo que estarías de acuerdo conmigo en que nos equivocamos en cosas importantes, pero eso no justifica ni la represión ni las desapariciones como pretenden hacer creer a la gente algunos políticos y periodistas.

Mucha gente desapareció, también una monjas francesas y una chica que era sueca y españoles / ahora los españoles quieren hacerles juicio a los militares desaparecedores y torturadores, pero como el gobierno argentino los indultó primero y después les hizo juicio a algunos por la apropiación de los hijos de nuestros compañeros, no pueden hacer gran cosa. Sabés que todavía hay gente que no cree que vos y tu grupo hayan hecho lo de Aramburu solos, dicen que tuvo que ver el ejército o parte de él y no sé cuantas teorías absurdas. Hay un inglés que escribió un libro bastante bueno sobre montoneros que sí lo cree, se llama Gillespie, por supuesto no estoy de acuerdo en su concepto del peronismo. Además creo que él nos tilda de militaristas, aunque también dice que creíamos en una guerra popular/ es un poco confuso, hay cosas que dice que me parecen contradictorias.



Hace poco vinieron a vernos unos chicos que son periodistas y quieren hacer un libro sobre los orígenes de montoneros porque dicen que de eso no se sabe mucho, claro nadie sabe mucho, ni siquiera yo porque vos no nos decías nada y eso estaba bien porque no querías preocuparnos/ yo sentía que estabas en algo pero no quería saber demasiado. Estos chicos me preguntaron cosas tuyas, a mí y a mamá, a ella le gusta hablar de vos, además se acuerda de un montón de cosas de las que yo no me acuerdo o no supe. Ellos también creen como Gillespie que lo de Aramburu lo hicieron ustedes solos. Hablaron también con tus compañeros del Buenos Aires y parece que tenían un lindo recuerdo de vos. Mamá intuía que vos estabas haciendo cosas peligrosas como cuando viniste con ese agujero en la mano y dijiste que te lo habías hecho cazando pero ella se dio cuenta de que no era así y parece que te pasó cuando el asunto del tiro federal de Córdoba, pero no sé cómo ocurrió. 

Nos enteramos de tu muerte por radio Colonia. No puedo olvidar ese día porque mamá estaba muy mal y enseguida supe que te había pasado algo malo, no tanto por las noticias sino por ella. Me acuerdo la última vez que viniste a casa estuviste poco tiempo y me dijiste que cuidara a los viejos, pero no imaginaba nada de todo lo que pasó después. Vos eras mi héroe/ como te iban a encontrar, cómo te iban a matar / era imposible pensarlo, hermanito querido. No fui más al campo, el departamento de Caballito se vendió, el campo también, pero vos seguís vivo en nosotras y en los que te conocieron.



El año pasado fuimos con mamá a William Morris porque todos los años te hacen un homenaje, a vos y a Fernando, el 7 de setiembre, que quedó como el día del montonero, también te hicieron un monolito a vos y a Fernando pero siempre lo destruyen los gorilas. Yo estoy orgullosa de ser tu hermana pero mucha gente todavía piensa que estuvo mal lo de Aramburu porque uno no tiene derecho a matar a nadie, pero no todos piensan así porque casi todos los que dicen que no está bien no dicen nada de la gente que mató Aramburu ni de todo lo que le hizo al pueblo peronista, ven solo un lado de la historia, como siempre, además vos tenias razón cuando decías que también era violencia que hubiera chicos desnutridos o gente que no tuviera que comer o viviera en condiciones inhumanas. Ahora también hay chicos que se drogan y no se dan cuenta de que permitir eso es también violencia y la gente está muy indiferente y parece que no les importara nada. A otros les importa pero no saben cómo solucionarlo.

A Carbone lo vi algunas veces pero ahora hace un montón que no lo veo porque está en Merlo y tampoco sé bien dónde. A él lo molestaron bastante por el asunto de la máquina de escribir en la que supuestamente ustedes escribieron el primer comunicado. Yo lo vi cuando volví de Francia donde estuve unos tres meses.

No les dije a los chicos que eras cariñoso, inteligente, vital, generoso y sensible, que tenías mucho carácter, es decir que hacías siempre lo que te proponías y no te importaba no dormir o no comer aunque por supuesto te encantaba comer bien y tenías un fino sentido del humor y te adaptabas a cualquier circunstancia y eras temerario y audaz / conmigo eras protector y me querías muchísimo como yo a vos / cuando éramos chicos nos peleábamos vos me hacías rabiar y yo a vos como supongo que todos los hermanos/ para mí lo que vos decías era la Biblia/ no había modo de pensar o sentir o sentir que te podías equivocar y eso le pasaba también a otra gente que te conocía. Además era increíble como vos con 18 o 19 años tratabas con la gente del campo y hacías negocios con ellos ya fueran estancieros, comerciantes o peones, creo que te hiciste hombre antes de tiempo pero eso es tonto quién sabe cuál es el tiempo de hacerse hombre, hay algunos que no lo serán nunca aunque vivan 80 años, me parece que Fernando era un poco así como vos, por lo poco que lo conocí. Su hermano, Juan Manuel la ayudó mucho a mamá, fue casi el único que lo hizo cuando necesitó algo.

Marcelo era un ángel, un místico, un ser excepcional. Bueno, vos lo conociste, hablaste con él largamente me acuerdo que estuvieron unos días en el campo solos hablando de no sé que cosas, nunca lo supe, me imagino que de la organización, él estaba muy convencido de militar con vos después de esos días. Lo amé inmensamente, fue muy triste separarnos, pero él militaba tanto que no lo veía nunca. Bueno a vos te pasó también un poco eso porque estabas tan ocupado en la militancia que no había un lugar para una mujer o hijos, un lugar y un tiempo. Una vez me contaste que tenías una novia en Santa Fe y que la querías mucho, me hubiera gustado conocerla.

Después que nació Marianita, Marcelo casi no estaba en casa, era dirigente de la JP y estaba todo el tiempo en reuniones o en actos y yo me quedaba con la beba, estaba casi todo el tiempo sola. Vino Perón, antes de eso hubo elecciones y el candidato del peronismo fue Cámpora, que ganó por robo y en su gobierno nosotros ocupábamos cargos pero por supuesto no nos burocratizamos. Yo en esa época tenía dos ayudantías de materias de sociología, en las cátedras nacionales, también estaba haciendo una investigación sobre enfermedades laborales, era interesante porque el grupo estaba integrado por una socióloga como yo, dos médicos y un economista. Después de esa época no vi que se trabajara así y es una lástima. A la derecha peronista eso no le gustaba y se ocuparon de echar a Cámpora y a nosotros. A Perón eso le vino bien porque nos habíamos puesto un poco molestos con él, le decíamos que estaba lleno de gorilas el gobierno popular, por tipos como López Rega y Lorenzo Miguel y Rucci y era cierto pero así como no se jugó por Evita tampoco lo hizo por nosotros porque él no tenía un proyecto tan radicalizado, seguía tratando de armonizar los intereses de los distintos grupos sociales.

Claro que los poderosos eran mucho más poderosos. Cuando el gobierno de Perón (en el ‘73) quiso congelar los precios los empresarios le respondieron con desabastecimiento, es decir no le dieron ni cinco de bola y el primero de julio ‘74 se murió y quedó Isabel que no tenia la menor idea de nada pero sí López Rega y los militares que se juntaron para aniquilarnos/ ellos sabían que había mucha solidaridad y mucha conciencia -eran tiempos lindos- y eso era peligroso para instalar el modelo de Martínez de Hoz que por supuesto no era solo de él sino del FMI -estoy hablando como los troscos pero es una manera de simplificar/ nosotros hablaríamos de los vendepatrias y los gorilas- resulta que ahora, mirá como cambiaron las cosas tenemos un gobierno peronista que es gorila y vendepatria / a veces pienso que el pueblo debería reaccionar ante semejante burla pero no pasa casi nada algunos focos aislados de protesta y nada más. No sé si voy a poder contarte todo.

Te cuento que mamá está bien, cumplió 80 y tiene algunos achaques por ejemplo dificultades para caminar pero nada grave vos sabés que ella siempre fue fuerte. Marianita, tu sobrina es un amor /inteligente, generosa emprendedora, sensible y compañera. Muchas veces me consoló, pobrecita.

Ella también sufrió mucho. Estarías orgulloso de ella. Claro, el padre también. Es mucho más de lo que uno podría esperar de un hijo, yo la adoro tiene un novio hermoso por dentro y por fuera me encantaría que tuvieran un bebé. En cuanto a mí estoy un poco triste hago terapia con un psiquiatra que me ayuda mucho tuve algunas parejas con las que fui feliz especialmente con Adolfo pero él murió en el 91. No me puedo quejar porque pese a todo he sido feliz ahora no tanto /son etapas/ a veces tengo que pasar momentos no tan buenos.

Tu ejemplo siempre me dio fuerzas para seguir aunque nunca fui tan fuerte como vos pero creo que los dos teníamos un gran instinto vital / vos eras más activo y yo más contemplativa (o más vaga) yo quería ser como vos, pero me tuve que conformar con ser yo y no fue tan malo, quiero decir que me las arreglé bastante bien. Tenemos una casa en Victoria. Marianita me arregla el jardín y me gusta estar acá, tiene mucha paz, es un barrio tranquilo, me hice un piso arriba y estoy cómoda aquí.

Dentro de un mes van a hacer 29 años que no estás con nosotros y no puedo creer que sea tanto tiempo porque recuerdo tan claramente todo pero si lo pienso parecen siglos / durante bastante tiempo me preguntaba que pensarías vos de esto o aquello claro no tenía a quien preguntarle qué pensaba sobre lo que yo hacía como te preguntaba a vos/ pero me fui acostumbrando a tomar mis propias decisiones y estuve haciendo terapia como cuatro años hasta que el psicólogo se fue a España y nosotros empezamos a cuidarnos porque ya había muerto Perón y las cosas se pusieron densas.

Sabés, muchas veces pienso en vos y también sueño con vos y me parece tan natural que no me doy cuenta de que estoy soñando/ estás con nosotras compartiendo nuestra vida cotidiana, con papá me pasa también a veces. A él no lo vi muerto porque yo estaba en la ESMA y fue más difícil aceptar su muerte, así como la de Marcelo y cuando me despierto y vos  no estás no sé muy bien si el sueño fue ése en el que vos estabas o es éste en el que estoy despierta. No sé si esta carta te llegará o como será ese asunto de estar muerto, si el espíritu anda por ahí o se reencarna o desaparece no sé nada de eso/ alguna vez creí que lo sabia pero ahora todo es una conjetura, aunque sería tan bueno que volvieras y poder hablar de tantas cosas por un rato y en forma de espíritu como el padre de Hamlet pero parece que eso sólo ocurre en la ficción y entre los espiritistas. Conocí un tipo que estaba muy loco que creía que hablaba con su familia muerta y otra gente y yo le hacíamos de médium pero yo no me lo creía por suerte o gracias a Dios zafé de él porque era un personaje nefasto.

Me gustaría saber como hiciste esa simbiosis entre el peronismo, el Che Guevara, el padre Mujica, John W. Cook, García Elorrio, la revolución cubana. Digo como ordenaste esas influencias en tu cabeza, aunque lo que creo que pesó más fue la idea de continuar la resistencia peronista, por eso lo de Aramburu y para evitar el GAN porque sabías que era una forma más de cagar al pueblo/ no sé qué proyecto tenías aparte de ése, Mario me dijo que en ese momento no podían planificar otras cosas, porque no sabían cuál iba a ser la reacción popular. Yo creo que hubieras seguido, no sé hasta cuándo / pienso que te hubieras quedado con el regreso de Perón y listo para qué más, lo demás tenía que hacerlo la gente, como vos decías, pero no sé, es difícil especular. De lo que sí estoy segura es  que no nos habrías dejado acá y te hubieras ido. Marianita piensa que si todos nos hubiéramos ido su padre podía haberse salvado y es posible, así como muchos de nosotros si nos hubiéramos protegido en lugar de exponernos inútilmente. También pienso que no hubiera sido tan fácil pero valía la pena intentarlo.

Ahora todo eso pasó y estamos peor que antes en todo sentido, pero no por lo que vos hiciste ni tampoco por lo que nosotros hicimos sino por los militares que le metieron mucho miedo a la gente y por los políticos que siguen siendo la misma lacra de siempre y la gente ya no les cree pero no saben cómo expresarlo. A mí me da pena por los pobres que están cada vez peor y cada vez son más pero tampoco se me ocurre cómo pueden cambiar las cosas.
Te mando besos míos, de mamá y de Marianita.
Te quiero mucho. Susy.






lunes, 3 de septiembre de 2012

DOS PERONISTAS, DOS MONTONEROS, PARA ESO VIVIERON, POR ESO MURIERON

FERNANDO ABAL MEDINA Y CARLOS GUSTAVO RAMUS


ABAL MEDINA, LA HISTORIA DE UNA PASIÓN

Muy delgado, cara de niño, de mirada penetrante y una inocultable ternura inocente, la imagen, el recuerdo de Fernando Abal Medina es imborrable.

Sin duda fue un líder nato. Se ubicaba en las situaciones o escenarios más complejos con increíble rapidez y con la misma velocidad tomaba decisiones. Decidido, apasionado, con claridad social y política de dónde estaban las víctimas y dónde los victimarios. Siempre en claro de qué lado debíamos estar nosotros.

Su audacia ejercida con una sonrisa irónica y gran desparpajo, no tenía límites. Cuando aparecieron en la calle los afiches de “buscado” con su foto, ante el terror de sus compañeros, se acercaba para cerciorarse si la imagen se le parecía. Sin embargo y pese a la dureza que aquellos años nos habían obligado a representar, por momentos alcanzaba grados de ternura y compañerismo donde florecía el pibe porteño lleno de sueños e inquietudes. Pibe que no olvidaba la plaza del barrio, su plaza, la de los juegos infantiles, ubicada en el centro del poder, la Plaza de Mayo. Y de allí provenían sus recuerdos de los cambios de guardia, con que nos deslumbraba a los provincianos, y lo que pasó cuando su pelota se entreveró entre las botas de los granaderos.

Fernando venía de una familia católica practicante, como la mayoría de los que conformamos los grupos iniciales de Montoneros. Su formación católica fue ensanchándose con el tiempo hacia una mirada cristiana que comenzó a expresarse en el nacionalismo popular y el cristianismo revolucionario que, como alternativa política excluyente, se expresaba en el movimiento popular, el peronismo brutalmente reprimido, proscripto y con su líder en el exilio.

Sus pasos, nuestros pasos, seguidos por decenas de miles de militantes, descubrieron pronto que ese nacionalismo popular tenía límites precisos. Que para enfrentar los intereses imperiales no se podía contar con una alianza estratégica con la burguesía local. Que sólo los trabajadores y el pueblo expresados a través del peronismo revolucionario eran los “portadores” de los cambios profundos que conducirían a la patria justa, libre y soberana.
Su bautismo de lucha gremial y política lo tuvo junto a sus compañeros, entre los que se destacaban Norma Arrostito, su pareja, y la negra Amanda Peralta, participando activamente en la huelga portuaria liderada por Eustaquio Tolosa. Luego vino la militancia intensa en el Cristianismo y el Peronismo Revolucionario con el gordo Cooke y el Pelado Juan García Elorrio. Las diferencias con García Elorrio y la experiencia cubana lo convencen junto a Emilio Maza de que deben superar el espontaneísmo de la heroica resistencia peronista y, clausurados todos los caminos democráticos, asumir la obligación del enfrentamiento armado contra la dictadura militar. La decisión fue muy dolorosa. Fernando, como todos, había sido formado en el respeto absoluto a la vida, desarrollando una sensibilidad social comprometida y protectora especialmente de los sectores populares.

Pero el ir descubriendo la historia de la violencia brutal con que los sectores del poder en Argentina habían tratado de resolver las contradicciones políticas y sociales, se consolidó la urgencia de la transformación revolucionaria. Con el ejemplo de Camilo Torres, el cura revolucionario colombiano, que decía “no sabemos si Dios es mortal pero lo que si sabemos es que el hambre es mortal”, Fernando sintió la necesidad de emprender sin más demoras el difícil camino de intentar impulsar el proceso de liberación. Más aún en 1966, cuando Onganía amenazaba perpetuarse más de 20 años en el poder.

Hubo sin duda hechos que se destacaron, marcas en la vida de nuestro pueblo, que nos formaron e impactaron profundamente. La violencia brutal de los bombardeos a Plaza de Mayo con sus consecuencias en muertes de cientos de vidas inocentes. Los crímenes del 9 de junio del ’56 cuando, para aterrorizar y escarmentar a nuestro pueblo, en forma cruel, ilegítima e ilegal, el dictador Aramburu mandó a asesinar a los oficiales patriotas y a los civiles peronistas, que con el general Valle a la cabeza buscaban el retorno al país del orden democrático. La aplicación durante el gobierno de Frondizi por imposición militar del Plan Conintes, cuya represión absolutamente ilegal es uno de los antecedentes del terrorismo de Estado posterior a 1976.

¿Qué podía esperar Fernando? ¿Qué podíamos esperar los jóvenes ansiosos por participar en la vida de nuestro pueblo, de esa historia de los últimos años que culminaba con el golpe de Onganía en 1966? Una sociedad que a Fernando y a miles de nosotros nos formó con el catecismo en la mano, en el amor al prójimo, en el compromiso con los humildes, y en los principios de la democracia cuya dirigencia convalidaba a través de la asociación perversa de milicos, curas, políticos, jueces y burócratas sindicales la dictadura de Onganía y la transnacionalización de la economía de Krieger Vasena en beneficios del poder económico local asociado a los intereses imperiales.

Esa miseria ética y política de nuestra dirigencia, esa violencia criminal del poder dominante ejercida a través de las Fuerzas Armadas, impactó en forma definitiva en nuestra generación. 

Y por lo tanto, caló profundamente en la sensibilidad rebelde de ese Fernando apasionado y vital que no soportaba ver cómo se pretendía arrodillar a nuestro pueblo arrebatándole la justicia y la dignidad, tratando de no dejar en nuestra patria ni un solo ladrillo que fuera peronista.

Estaba claro que el poder económico, la dictadura, habían instalado la represión y la muerte en la historia, en la vida de nuestro pueblo. Les habían puesto un techo de sangre y terror a nuestros sueños transformadores. Fernando lo vivió como algo insoportable que lo llevó a asumir, como dice la Constitución Nacional, que “todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la patria y de esta Constitución”.

Lo demás es conocido. Williams Morris, La Rueda, se integraron como muchas otras palabras simbólicas al imaginario de la militancia como parte de una historia propia constitutiva de un futuro hoy presente, ganado con la lucha. La Comisaría de Frías, Felipe Vallese, Taco Ralo, Envar El Kadri, Amanda Peralta, Carlitos Caride, el Aramburazo, Emilio Maza, Gustavo Ramus, el negro Sabino, Graciela Doldán, La Calera, el combate de Ferreira, Carlos y Miguelito Olmedo, el viejo Logiurato, el Tata de Gral. Rodríguez, Trelew y otros muchos son nombres, lugares, palabras hoy convertidos en leyendas para la militancia. Hitos que nuestro pueblo reconoce, sabe, siente, que alcanzaron su síntesis en Evita y el Che y que fueron piezas esenciales entre muchas para la construcción de este presente maravilloso y esperanzador que vive nuestra Patria.

Fernando, Emilio, los que ya no están pero siguen en nosotros, aportaron a este Eternauta héroe colectivo que es nuestro pueblo, la capacidad de que hoy, con el ejemplo de Néstor y conducidos por Cristina, siga peleando con Memoria, Verdad y Justicia por la igualdad, la dignidad y la libertad. Lo que Fernando y el movimiento popular sintetizaban en la “felicidad del pueblo y la grandeza de la nación”.
Por: Ignacio Vélez Carreras
Fuente: Miradas al Sur


Así relata el horrible episodio en el bar La Rueda de Williams Morris, la revista El Descamisado:

“Era una reunión de rutina, en esa época nos movíamos mal por inexperiencia, cometíamos errores de funcionamiento, con tal de salir adelante nos movíamos en forma suicida. 

Primero llego un coche y se estaciono en la puerta de la farmacia, bajo un compañero y entro a la pizzería La Rueda, al volante quedo otro, estaba desarmado. El otro coche llego más tarde, estaciono en la puerta de la pizzería y saludo con guiño al otro, bajaron dos compañeros y quedo al volante Carlos Gustavo Ramus, quien tenia una granada y un fierro. Adentro del bar había tres compañeros en una mesa charlando, Fernando Abal Medina, El Negro Sabino Navarro y Luis Rodeiro. Luis era el único que no estaba armando, Fernando y Sabino tenían sus fierros, es ahí cuando llega un patrullero. 

En el patrullero había cuatro canas, dos se fueron para el coche que estaba en la puerta de la farmacia, uno fue hacia el coche donde estaba Gustavo y el otro entro a la pizzería. El policía se acerca y les pide documentos, Fernando le muestra la chapa y el cana se v a caminando hacia la puerta, en ese momento se escuchan tiros, Fernando y el Negro empiezan a disparar contra el cana que empieza a correr. 

El tiroteo se había armado con Ramus, el botón lo quiso apretar y se armó, a Gustavo le exploto una granada en la mano y murió, el cana quedo tirado en el piso, herido, recostado contra el árbol, justo frente a la puerta de la pizzería. Los dos canas se habían ido a apretar al otro chofer, lo habían palpado de armas y ya se iban, al escuchar el tiroteo se refugian en una obra en construcción y comienzan a disparar contra la entrada de la pizzería. 

Dentro Fernando y El Negro hacían cuerpo a tierra y comienzan a disparar contra la obra en construcción, pero quedan cercados y deciden salir. Fernando salió primero, el cana que estaba tirado en el suelo lo recibe con un balazo en el corazón, el Negro sale detrás y tropieza con el cuerpo de Fernando y cae encima de él, el cana le sigue tirando pero le erra, Sabino lo mira a Fernando y se da cuenta que murió, luego se acerca al coche y lo ve a Gustavo todo ensangrentado, muerto por la explosión de la granada. Con la pistola descargada se mete en una casa vecina y se queda un rato allí. 

Entretanto, el compañero que estaba en el otro auto se logra escapara a pie y Rodeiro cae preso. Sabino comienza a saltar techos y se escapa, llama a un compañero, le da un cita y van juntos a levantar las cosas de Fernando y Gustavo"